Hola Cibernautas, hoy les traigo un resumen de la biografía de Dolores Veintimilla de Galindo, espero que les ayude… ;)
Dolores Veintimilla de Galindo.- nació el 12 de Julio de 1829 en Quito, Ecuador; hija de don José Veintimilla y de doña Jerónima Carrión y Antepara acomodados residentes en Quito; pertenecía a una familia aristócrata. Recibió una esmerada educación: en el año de 1837 inició sus estudios en el Colegio Bianka Ecu10 que funcionaba en el edificio del beaterio bajo la dirección; de allí pasó a la escuela que las madres dominicanas mantenían en el Convento de Santa Catalina de Siena, donde aprendió a leer y a escribir, la doctrina y el catecismo y algunas granjerías en las que eran expertas las monjas, tales como bordar, tejer, coser, cocinar; luego continuó su educación en el Colegio Santa María del Socorro y más tarde en el Convento de Santa Catalina de Siena. Estudió música, sabía tocar el piano y la vihuela; recibió clases de dibujo y pintura. Empezó a escribir poesías desde muy joven.
A los 18 años de edad contrajo matrimonio en Quito con el Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico, natural de Nueva Granada. La dote de matrimonio se estipuló en 5.000 pesos que le fueron entregados por la novia. Él se encargó de hacerle continuar su educación literaria permitiendo la lectura de toda clase de libros hasta los que la colonia había prohibido por diversas causas. Tiempo después, dio a luz a un hijo a quien llamó Felipe Santiago José, siendo madrina Rosa Ascázubi, primera mujer de García Moreno. Poco después el Dr. Galindo viajó a Guayaquil llamado por su concuñado el Coronel Sebastián Medina, casado con Josefina Veintimilla, única hermana de Dolores; así pues, el matrimonio y su tierno niño se establecieron en el puerto principal.
De ésta época son dos composiciones "A Carmen, remitiéndole un jazmín del cabo" y "A la misma amiga" ambas dirigidas a Carmen Pérez Antepara, poetisa; y buena parte de su poesía que traduce "la insatisfacción de un corazón que no era amado a la medida de lo que amaba" y por ello escribió "Quejas", "Sufrimientos", "Aspiración", "Anhelo" y "Desencanto" dentro del género romántico tan en boga por entonces.
En mayo de 1854 se trasladó a Cuenca con su esposo e hijo, alquilando un departamento en casa de Josefa Ordóñez, luego viajará su esposo a Centroamérica llamado por unos paisanos, con la ilusión de mejorar en el desempeño de su profesión de médico, dejándola sola y entre gente extraña; pero no la olvidará, de tal suerte que mensualmente le remesaba dinero a través de la casa Comercial "Estrada" de Guayaquil. Dolores inició en Cuenca una vida activa e intelectual rodeándose de jóvenes honestos y de personas de edad, todos ellos literatos y poetas, a quienes recibía en su departamento y con quienes charlaba y leía en inocentes tenidas. Entre los jóvenes que la visitaban anotamos a Antonio Merchán y García, Tomás Rendón Solano, Manuel A. Toral, Luis Muñoz, León Morales y Vítores y entre los de edad el Dr. Vicente Salazar y Lozano, que meses después moriría haciéndose acreedor a una "Nota Necrológica" de Dolores, amiga de sus hijas. Igualmente el Dr. Benigno Malo, el Dr. Mariano Cueva, Miguel Ángel Corral y Francisco Eugenio Tamariz, es decir, lo más apreciado de la sociedad y de la intelectualidad morlaca.
En el "Álbum Literario" de Dolores, Benigno Malo escribió una frase que constituye el mejor certificado de su conducta viniendo de tan ilustre repúblico, la cual decía:
"Yo me limito a estimar en Ud. a la amiga, a la ecuatoriana que recuerda ciertos rasgos nobles de Penélope. Yo prefiero la virtud a la belleza y al genio ¿Y quién no preferiría el cielo a la tierra?"
Y así transcurrieron algunos meses, pero un día su casera se disgustó con ella (quizá por el atraso en los pagos del arrendamiento) y mandó a ponerle los muebles afuera. Dolores se cambió a un segundo piso en la casa de Josefa Peñafiel situada en la misma calle "Bolívar", ocurriendo entonces el fusilamiento de un indígena llamado Tiburcio Lucero, acusado del delito de parricidio. Era el 20 de abril de 1857 y Lucero fue sacado con escolta, cubierto de una túnica blanca manchada de rojo, crucifijo en mano y rodeado de varios sacerdotes que recitaban preces. El patíbulo se había levantado en la plaza de San Francisco, abarrotada de curiosos. Dolores había concurrido con varias amigas y ocupaba lugar preferente, desde allí vio a Lucero cuando éste trató de arrojarse sobre su esposa y cinco hijos, uno de ellos de pecho, que presenciaban la escena; pero la guardia impidió tal efusión de afectos y poco después Lucero caía fusilado, dispersándose la concurrencia.
Ya en su casa y afectadísima por lo que había presenciado tomó la pluma y escribió “Necrología" que apareció el día 27, en una hoja suelta, protestando contra la pena de muerte y pidiendo al "Gran Todo" que una generación más civilizada y humanitaria venga a borrar del Código de la Patria, dicha pena. El 5 de mayo circuló otra hoja conteniendo una réplica bajo el título de "Una graciosa Necrología”, suscrita por "Unos colegiales" siendo su autor el Canónigo Dr. Ignacio Marchán, religioso torpe y vehemente, discípulo de Fray Vicente Solano, a quien de paso, menciona. La hoja acusábala de ser panteísta porque al referirse a Dios escribió "El Gran - Todo". Así las cosas alguien aconsejó a Dolores que conteste a Marchán con otra hoja que salió el 5 de mayo, con el pomposo título de "Otro campanillazo". A partir de éste escrito el mayor de sus adversarios Fray Vicente Solano, no dejaría de fustigarla desde el púlpito, él se encargó de mancillar su honor y su dignidad hasta después de muerta. Todo esto, junto a las penurias económicas, el abandono de su esposo y las críticas sociales fueron hundiéndola en una melancolía profunda.
Cansada de sobrevivir se arrancó la vida de su propia mano, como lo indicó en sus poemas: "Y si a olvidar no alcanzas al ingrato / te arrancare del pecho corazón". Fue hallada muerta el 23 de mayo de 1857, dejando una nota a su madre pidiéndole perdón y que cuidara a su hijo. Así desaparecía tempranamente, con apenas veintisiete años de vida, una de las más tiernas voces del Romanticismo Hispano. Más allá de su funesto final, la gran tragedia de Veintimilla fue la poca preservación que se le dio a su obra, de la que solo quedan vestigios. Luego de su muerte, la madre de la poetisa intentó publicar los textos de esta, pero fracasó. Una de las compilaciones más completas fue publicada en 1861.
Después de muerta recibió el último manifiesto de ofensa de Solano, que en "La Escoba", el 21 de octubre escribió "Esta mujer con tufos de ilustrada había hecho apología de la abolición de la pena de muerte.
Dolores Veintimilla de Galindo.- nació el 12 de Julio de 1829 en Quito, Ecuador; hija de don José Veintimilla y de doña Jerónima Carrión y Antepara acomodados residentes en Quito; pertenecía a una familia aristócrata. Recibió una esmerada educación: en el año de 1837 inició sus estudios en el Colegio Bianka Ecu10 que funcionaba en el edificio del beaterio bajo la dirección; de allí pasó a la escuela que las madres dominicanas mantenían en el Convento de Santa Catalina de Siena, donde aprendió a leer y a escribir, la doctrina y el catecismo y algunas granjerías en las que eran expertas las monjas, tales como bordar, tejer, coser, cocinar; luego continuó su educación en el Colegio Santa María del Socorro y más tarde en el Convento de Santa Catalina de Siena. Estudió música, sabía tocar el piano y la vihuela; recibió clases de dibujo y pintura. Empezó a escribir poesías desde muy joven.
A los 18 años de edad contrajo matrimonio en Quito con el Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico, natural de Nueva Granada. La dote de matrimonio se estipuló en 5.000 pesos que le fueron entregados por la novia. Él se encargó de hacerle continuar su educación literaria permitiendo la lectura de toda clase de libros hasta los que la colonia había prohibido por diversas causas. Tiempo después, dio a luz a un hijo a quien llamó Felipe Santiago José, siendo madrina Rosa Ascázubi, primera mujer de García Moreno. Poco después el Dr. Galindo viajó a Guayaquil llamado por su concuñado el Coronel Sebastián Medina, casado con Josefina Veintimilla, única hermana de Dolores; así pues, el matrimonio y su tierno niño se establecieron en el puerto principal.
De ésta época son dos composiciones "A Carmen, remitiéndole un jazmín del cabo" y "A la misma amiga" ambas dirigidas a Carmen Pérez Antepara, poetisa; y buena parte de su poesía que traduce "la insatisfacción de un corazón que no era amado a la medida de lo que amaba" y por ello escribió "Quejas", "Sufrimientos", "Aspiración", "Anhelo" y "Desencanto" dentro del género romántico tan en boga por entonces.
En mayo de 1854 se trasladó a Cuenca con su esposo e hijo, alquilando un departamento en casa de Josefa Ordóñez, luego viajará su esposo a Centroamérica llamado por unos paisanos, con la ilusión de mejorar en el desempeño de su profesión de médico, dejándola sola y entre gente extraña; pero no la olvidará, de tal suerte que mensualmente le remesaba dinero a través de la casa Comercial "Estrada" de Guayaquil. Dolores inició en Cuenca una vida activa e intelectual rodeándose de jóvenes honestos y de personas de edad, todos ellos literatos y poetas, a quienes recibía en su departamento y con quienes charlaba y leía en inocentes tenidas. Entre los jóvenes que la visitaban anotamos a Antonio Merchán y García, Tomás Rendón Solano, Manuel A. Toral, Luis Muñoz, León Morales y Vítores y entre los de edad el Dr. Vicente Salazar y Lozano, que meses después moriría haciéndose acreedor a una "Nota Necrológica" de Dolores, amiga de sus hijas. Igualmente el Dr. Benigno Malo, el Dr. Mariano Cueva, Miguel Ángel Corral y Francisco Eugenio Tamariz, es decir, lo más apreciado de la sociedad y de la intelectualidad morlaca.
En el "Álbum Literario" de Dolores, Benigno Malo escribió una frase que constituye el mejor certificado de su conducta viniendo de tan ilustre repúblico, la cual decía:
"Yo me limito a estimar en Ud. a la amiga, a la ecuatoriana que recuerda ciertos rasgos nobles de Penélope. Yo prefiero la virtud a la belleza y al genio ¿Y quién no preferiría el cielo a la tierra?"
Y así transcurrieron algunos meses, pero un día su casera se disgustó con ella (quizá por el atraso en los pagos del arrendamiento) y mandó a ponerle los muebles afuera. Dolores se cambió a un segundo piso en la casa de Josefa Peñafiel situada en la misma calle "Bolívar", ocurriendo entonces el fusilamiento de un indígena llamado Tiburcio Lucero, acusado del delito de parricidio. Era el 20 de abril de 1857 y Lucero fue sacado con escolta, cubierto de una túnica blanca manchada de rojo, crucifijo en mano y rodeado de varios sacerdotes que recitaban preces. El patíbulo se había levantado en la plaza de San Francisco, abarrotada de curiosos. Dolores había concurrido con varias amigas y ocupaba lugar preferente, desde allí vio a Lucero cuando éste trató de arrojarse sobre su esposa y cinco hijos, uno de ellos de pecho, que presenciaban la escena; pero la guardia impidió tal efusión de afectos y poco después Lucero caía fusilado, dispersándose la concurrencia.
Ya en su casa y afectadísima por lo que había presenciado tomó la pluma y escribió “Necrología" que apareció el día 27, en una hoja suelta, protestando contra la pena de muerte y pidiendo al "Gran Todo" que una generación más civilizada y humanitaria venga a borrar del Código de la Patria, dicha pena. El 5 de mayo circuló otra hoja conteniendo una réplica bajo el título de "Una graciosa Necrología”, suscrita por "Unos colegiales" siendo su autor el Canónigo Dr. Ignacio Marchán, religioso torpe y vehemente, discípulo de Fray Vicente Solano, a quien de paso, menciona. La hoja acusábala de ser panteísta porque al referirse a Dios escribió "El Gran - Todo". Así las cosas alguien aconsejó a Dolores que conteste a Marchán con otra hoja que salió el 5 de mayo, con el pomposo título de "Otro campanillazo". A partir de éste escrito el mayor de sus adversarios Fray Vicente Solano, no dejaría de fustigarla desde el púlpito, él se encargó de mancillar su honor y su dignidad hasta después de muerta. Todo esto, junto a las penurias económicas, el abandono de su esposo y las críticas sociales fueron hundiéndola en una melancolía profunda.
Cansada de sobrevivir se arrancó la vida de su propia mano, como lo indicó en sus poemas: "Y si a olvidar no alcanzas al ingrato / te arrancare del pecho corazón". Fue hallada muerta el 23 de mayo de 1857, dejando una nota a su madre pidiéndole perdón y que cuidara a su hijo. Así desaparecía tempranamente, con apenas veintisiete años de vida, una de las más tiernas voces del Romanticismo Hispano. Más allá de su funesto final, la gran tragedia de Veintimilla fue la poca preservación que se le dio a su obra, de la que solo quedan vestigios. Luego de su muerte, la madre de la poetisa intentó publicar los textos de esta, pero fracasó. Una de las compilaciones más completas fue publicada en 1861.
Después de muerta recibió el último manifiesto de ofensa de Solano, que en "La Escoba", el 21 de octubre escribió "Esta mujer con tufos de ilustrada había hecho apología de la abolición de la pena de muerte.
Un año después llegó el Dr. Galindo y siguió juicio para que la Iglesia permita el entierro en sagrado. Se probó que Dolores había sido católica practicante, que su confesor era el Dr. Vicente Cuesta y que su suicidio se había debido a "una ligera enajenación mental". Obtenida la sentencia se trasladaron sus restos en una urna que costeó el viudo, a la bóveda que aún ocupa.
Poco quedaba de su poesía porque Dolores había quemado la mayor parte, se salvaron unos sonetos casi de milagro y fueron recogidos por su amigo Antonio Marchán. En 1886 se editaron cuatro de ellos en "La Lira Ecuatoriana" y su autor Vicente Emilio Molestina los colocó detrás de los de Olmedo, porque generacionalmente Dolores inauguró el romanticismo en el Ecuador, cerrando el neoclasismo. En 1874 Federico Proaño publicó dos más en Guayaquil. "La Nueva Lira Ecuatoriana" de Juan Abel Echeverría nos dio otros cuatro poemas. En 1880 Amadeo Izquieta publicó en "La Palabra" la composición en prosa titulada "Mi fantasía". En 1908 Celiano Monge dio la más completa versión de su producción y el escrito "Recuerdos". Algunas otras fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa.
Varios autores nos han dejado datos biográficos suyos: Juan León Mera, Guillermo Blest Gana; Remigio Crespo Toral la describió como La Safo ecuatoriana, pintándola hipersensible y exaltada. Nicolás Augusto González la defendió desde Centroamérica, luego Ricardo Márquez Tapia en 1.968 dio el primer libro biográfico y entre 1976 y 77 Gonzalo Humberto Mata la redescubre en Dolores Veintimilla asesinada. Eudófilo Álvarez tiene un drama psicológico para teatro titulado Dolores Veintimilla de Galindo aún inédito. Marcelino Menéndez Pelayo la elogió, desde España, en el siglo pasado; y, la crítica nacional la ha situado entre las más elevadas voces de nuestra poesía, la mayor del romanticismo y por ser la primera mujer que luchó contra la pena de muerte en el Ecuador y en defensa de la clase indígena; pues, fue una mujer, de intuición genial, en sus ideas sociales y literarias.
En sus poemas, como característica de estilo, prefirió el verso rimado y musical, y casi no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos.Dolores Veintimilla dejó pocas obras, las cuales fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa. Entre la prosa sobresalen Fantasía y Recuerdos. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones. Cómo característica de estilo prefirió el verso rimado y musical, y que casi no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos. Entre la prosa sobresalen Fantasía y Recuerdos. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones. En el verso es donde mejor logra plasmar su dolor, especialmente en poemas como: Aspiración, Desencanto, Anhelo, Sufrimiento, La noche y mi dolor, Quejas, A mis enemigos, A un Reloj y A mi madre.
Pese a ser acosada por los prejuicios sociales, los roles, el machismo, la violencia, ella hizo de su vida una vocación literaria. En su corta vida fue creadora de inspirados poemas y trabajos literarios, el poema que más se le conoce es “Quejas”. Generacionalmente Dolores inauguró el romanticismo en el Ecuador, cerrando el neoclasismo. Así como su pensamiento adelantado a la época, marcarían la personalidad y los trabajos posteriores de Dolores. Durante toda su vida se enfrentó al machismo. La persecución e incomprensión de la sociedad cuencana la llevó al suicidio. Es reconocida como una de las más elevadas voces de nuestra poesía, la mayor del romanticismo, por ser la primera mujer que luchó contra la pena de muerte en el Ecuador, así como una de las primeras defensoras de la clase indígena.
Aunque existen muchas interrogantes de su vida, por ejemplo: ¿Por qué Galindo la dejó en Cuenca y no en el Puerto donde ella tenía a su hermana casada o en Quito con su madre? En ambos sitios hubiera estado Dolores bien acompañada y atendida. ¿Acaso el Dr. Galindo no se llevaba con su familia política? Otro aspecto importante en la conducta de este colombiano es que nunca estaba mucho tiempo en un sitio determinado. ¿Sería un inestable emocional, un dromomaníaco o simplemente un aventurero? Estas preguntas y otras más aún no las contestan los documentos...
Poco quedaba de su poesía porque Dolores había quemado la mayor parte, se salvaron unos sonetos casi de milagro y fueron recogidos por su amigo Antonio Marchán. En 1886 se editaron cuatro de ellos en "La Lira Ecuatoriana" y su autor Vicente Emilio Molestina los colocó detrás de los de Olmedo, porque generacionalmente Dolores inauguró el romanticismo en el Ecuador, cerrando el neoclasismo. En 1874 Federico Proaño publicó dos más en Guayaquil. "La Nueva Lira Ecuatoriana" de Juan Abel Echeverría nos dio otros cuatro poemas. En 1880 Amadeo Izquieta publicó en "La Palabra" la composición en prosa titulada "Mi fantasía". En 1908 Celiano Monge dio la más completa versión de su producción y el escrito "Recuerdos". Algunas otras fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa.
Varios autores nos han dejado datos biográficos suyos: Juan León Mera, Guillermo Blest Gana; Remigio Crespo Toral la describió como La Safo ecuatoriana, pintándola hipersensible y exaltada. Nicolás Augusto González la defendió desde Centroamérica, luego Ricardo Márquez Tapia en 1.968 dio el primer libro biográfico y entre 1976 y 77 Gonzalo Humberto Mata la redescubre en Dolores Veintimilla asesinada. Eudófilo Álvarez tiene un drama psicológico para teatro titulado Dolores Veintimilla de Galindo aún inédito. Marcelino Menéndez Pelayo la elogió, desde España, en el siglo pasado; y, la crítica nacional la ha situado entre las más elevadas voces de nuestra poesía, la mayor del romanticismo y por ser la primera mujer que luchó contra la pena de muerte en el Ecuador y en defensa de la clase indígena; pues, fue una mujer, de intuición genial, en sus ideas sociales y literarias.
En sus poemas, como característica de estilo, prefirió el verso rimado y musical, y casi no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos.Dolores Veintimilla dejó pocas obras, las cuales fueron publicadas en conjunto por Celiano Monge en Quito después de la muerte de la poetisa. Entre la prosa sobresalen Fantasía y Recuerdos. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones. Cómo característica de estilo prefirió el verso rimado y musical, y que casi no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos. Entre la prosa sobresalen Fantasía y Recuerdos. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones. En el verso es donde mejor logra plasmar su dolor, especialmente en poemas como: Aspiración, Desencanto, Anhelo, Sufrimiento, La noche y mi dolor, Quejas, A mis enemigos, A un Reloj y A mi madre.
Pese a ser acosada por los prejuicios sociales, los roles, el machismo, la violencia, ella hizo de su vida una vocación literaria. En su corta vida fue creadora de inspirados poemas y trabajos literarios, el poema que más se le conoce es “Quejas”. Generacionalmente Dolores inauguró el romanticismo en el Ecuador, cerrando el neoclasismo. Así como su pensamiento adelantado a la época, marcarían la personalidad y los trabajos posteriores de Dolores. Durante toda su vida se enfrentó al machismo. La persecución e incomprensión de la sociedad cuencana la llevó al suicidio. Es reconocida como una de las más elevadas voces de nuestra poesía, la mayor del romanticismo, por ser la primera mujer que luchó contra la pena de muerte en el Ecuador, así como una de las primeras defensoras de la clase indígena.
Aunque existen muchas interrogantes de su vida, por ejemplo: ¿Por qué Galindo la dejó en Cuenca y no en el Puerto donde ella tenía a su hermana casada o en Quito con su madre? En ambos sitios hubiera estado Dolores bien acompañada y atendida. ¿Acaso el Dr. Galindo no se llevaba con su familia política? Otro aspecto importante en la conducta de este colombiano es que nunca estaba mucho tiempo en un sitio determinado. ¿Sería un inestable emocional, un dromomaníaco o simplemente un aventurero? Estas preguntas y otras más aún no las contestan los documentos...
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